III Seminario Antonio Algora LA PASTORAL DEL TRABAJO EN EL ACOMPAÑAMIENTO A PERSONAS MIGRANTES – 25.5.24 –
[Entrada publicada el 8.5.24; actualizado el 30.5.24]
Crónica del Seminario 25.5.24 – Secretariado de Pastoral del Trabajo Publicadoen la web de Pastoral Social de la CEE
El sábado, 25 de mayo, celebramos el III Seminario Mons. Antonio Algora bajo el lema “La Pastoral del Trabajo en el acompañamiento a las personas migrantes”. En esta jornada pretendíamos compartir el acompañamiento que, desde la Pastoral del Trabajo, se viene realizando con las personas migradas y valorar los procesos de acogida e integración que se están dando en nuestras comunidades y movimientos con las personas migradas católicas.
Con respecto a la primera parte de este Seminario, queremos compartir la riqueza de las vivencias vividas: desde la atención urgente para atender necesidades de primera necesidad, pasando por el acompañamiento para ir superando las trabas burocráticas con las que se encuentran ante la regularización de su situación, el apoyo ante situaciones laborales injustas, la ayuda a que se autoorganicen en la defensa de sus derechos, la denuncia de los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE), el acompañamiento de trabajadores en asentamientos, la denuncia de las situaciones en las que se encuentran, etc.
También hemos compartido la experiencia del trabajo con otras entidades eclesiales y sociales. Esta riqueza de entidades que se coordinan para dar respuesta a la acogida, protección, promoción e integración de las personas migrantes son una muestra de la solidaridad de muchas personas con esta realidad.
Con respecto al segundo objetivo del Seminario, vemos cómo, poco a poco, las personas migradas católicas se van insertando en nuestras comunidades parroquiales y movimientos, no sin ciertas dificultades. Las personas migradas agradecen nuestra acogida y solidaridad, a la vez que reivindican que quieren ser parte activa de nuestras comunidades, no sólo objeto de la caridad. También hemos compartido que las distintas vivencias y expresiones de la fe enriquecerán nuestras comunidades. Especialmente se señalaba que las personas migradas están ayudando a rejuvenecer nuestras comunidades eclesiales.
Hemos valorado la exhortación pastoral “Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes” como un buen instrumento para orientar nuestro quehacer en el acompañamiento de las personas migradas y la necesidad de seguir coordinándonos en esta tarea con la Pastoral con Migrantes. También hemos compartido que, desde la Pastoral del Trabajo, tenemos que poner el acento en las situaciones que, como trabajadoras y trabajadores, viven las personas migrantes y en la caridad política.
Una vez más nos queremos hacer eco de un nuevo incendio en el asentamiento de personas migrantes en Lucena del Puerto (Huelva), donde han ardido una treintena de chabolas. Pedimos a los empresarios y a la administración que busquen soluciones habitacionales a las personas trabajadoras que acuden a estas localidades para trabajar como temporeros en el campo.
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El Secretariado de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española convoca el III Seminario Antonio Algora con el tema La Pastoral del Trabajo en el Acompañamiento a Personas Migrantes.
25 de mayo de 2024. De 10:00 a 14:00.
En el Aulario Papa Francisco. C/ Aleixandre, 5. 28033 Madrid.
Conferencia Episcopal Española Exhortación Pastoral COMUNIDADES ACOGEDORAS Y MISIONERAS. IDENTIDAD Y MARCO DE LA PASTORAL CON MIGRANTES – Marzo de 2024 –
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La Conferencia Episcopal Española (CEE) ofrece la Exhortación pastoral “Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes”, que fue aprobada por la Asamblea Plenaria del pasado mes de marzo.
SENTIDO, PUNTOS PRINCIPALES Y RESUMEN DE LA EXHORTACIÓN
Sentido
El objetivo del documento es actualizar la identidad y el marco de referencia de la pastoral con personas migradas. Y ofrecer, desde la diversidad aportada por las migraciones, algunas claves para afrontar los desafíos del futuro.
La Exhortación se divide en 5 capítulos. El primero, poner en contexto la migración y sus causas y analiza la integración de las personas migradas en la sociedad. El segundo capítulo, reconoce la aportación de los migrantes a la sociedad y señala unos criterios de acción. El tercero perfila la conversión personal y pastoral. El cuarto plantea las claves para avanzar de una pastoral para a una pastoral con. Y en el último se presentan un conjunto de propuestas y buenas prácticas. Las primeras páginas son un preámbulo en el que se sintetiza el contenido del documento, que se cierra con un apartado de agradecimientos.
Este nuevo documento actualiza “La Iglesia en España y los inmigrantes”, de 2007, pero sin prescindir de su reflexión teológico-pastoral que “continúa siendo un referente válido”. Sin embargo, “desde el 2007 se han sucedido muchos cambios en la sociedad y en la propia Iglesia”. Los datos confirman que «el futuro de la sociedad y de la Iglesia en España pasa por la plena incorporación de las personas migradas”. En consecuencia, “o somos una Iglesia acogedora y misionera, o no seremos”.
“La integración, que no asimilación, de las personas migradas en la Iglesia es uno de los signos de los tiempos eclesiales más claros”. Partiendo de esta premisa, esta Exhortación se publica con la esperanza de suscitar “un cambio en la conciencia y el enfoque de quienes conformamos el santo pueblo de Dios».
Para ello, se formula una pastoral transversal con personas migradas, en una Iglesia «en salida» donde “cabemos todos”. Asumiendo, así, los dos grandes retos que planteó el papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado de 2021. Un reto «hacia dentro» que “tiene que ver con la manera de vivir la catolicidad de nuestra fe” y que propone, como primer paso, “ensanchar el espacio de la tienda para que se pueda incluir a todos” y “donde todos puedan preservar las diferencias que enriquecen a la comunidad”. Y un reto «hacia afuera» que “se refiere a la manera de ser una Iglesia verdaderamente misionera” que sale “al encuentro de los necesitados, los descartados, los marginados, los oprimidos… que estamos llamados a reconocer y a cuidar”.
Puntos principales
Se propone una pastoral transversal con personas migradas, en una Iglesia «en salida» donde cabemos todos.
La población de origen inmigrante está fuertemente arraigada en España. Este arraigo en nuestra sociedad no se corresponde con una equiparación socioeconómica con la población autóctona.
Una mirada creyente permite acoger la valiosa aportación de las personas migradas a nuestra sociedad y nuestra Iglesia: aportan su trabajo, nos permiten crecer como personas en la acogida, nos acercan a Dios y hacen crecer la comunidad cristiana.
Una mirada completa incluye: el derecho a no tener que migrar; el derecho a migrar y a la ciudadanía mundial; la necesidad de una autoridad mundial; el horizonte de la cultura del encuentro y la catolicidad de la Iglesia que se muestra mediante la fraternidad.
Se debe iniciar procesos de escucha activa, adecuación y transformación de las comunidades a la nueva realidad para que ese futuro común sea un «hogar» para todos.
Acoger no es solo dar la bienvenida, sino extraer consecuencias del enriquecimiento mutuo y recíproco entre quienes acogen y son acogidos.
Crecer en coordinación, misión compartida y trabajo en red, caminar juntos en la diversidad sin la confusión de roles y servicios; y crecer juntos en la fe, la formación, la caridad y el sentido de identidad.
Cuidar la participación activa de las personas migradas involucrándolos en la vida de la comunidad cristiana y en cualquier organismo o responsabilidad pastoral para que sean sujetos activos de la evangelización.
Construir comunidades acogedoras y hospitalidad, discernir y concretar en cada comunidad cómo encarnar una Iglesia que vive y se muestra como familia que acoge a todos.
Ofrecer narraciones positivas y el servicio a la verdad en relación a las personas migradas, en todos los ámbitos: educación, medios de comunicación, formación, predicación.
Resumen de la Exhortación
Preámbulo
Objetivo: actualizar la identidad y el marco de referencia de la pastoral con personas migradas. Y ofrecer desde la diversidad aportada por las migraciones algunas claves que contribuyan a afrontar los desafíos del futuro desde un enfoque transversal y sinodal al servicio de cualquier proyecto, tanto de evangelización como de reestructuración pastoral.
Esta nueva exhortación ya no habla de pastoral de migraciones o para los migrantes, sino que propone una pastoral transversal con personas migradas, en una Iglesia «en salida» donde cabemos todos, trabajamos por proyectos y aprendemos que la diversidad cultural nos hace vivir mejor la catolicidad y fraternidad.
1. El contexto
La realidad a la que nos referimos en este documento es la realidad de una de cada cinco personas que vivimos en España, y que ha transformado la sociedad española, y con ella, nuestras diócesis, parroquias, y comunidades eclesiales.
No todas las situaciones migratorias son iguales. El contexto migratorio viene marcado en unos casos por una dinámica socioeconómica en la que participan tanto los países de emisión como nuestro propio país. Los migrantes no solo no son una amenaza laboral para la ciudadanía española, sino que son un recurso valioso y necesario del que dependemos, sobre todo cuando están laboralmente cualificados. Nuestra economía demanda, porque necesita, una gran cantidad de mano de obra migrante, sin la cual el exitoso desempeño de esta no habría tenido lugar.
La población de origen inmigrante está fuertemente arraigada en España. La gran mayoría de las personas migradas llevan más de diez años en nuestro país, con una edad media de 37 años frente a los 45 de los nacionales y una tasa de natalidad de 1,35 %, frente al 0,6 % de los nacionales; han formado sus familias aquí y han elegido nuestro país para desarrollar su proyecto vital. Los migrantes han contribuido así a paliar el invierno demográfico.
Este arraigo en nuestra sociedad no se corresponde con una equiparación socioeconómica con la población autóctona. Las personas migradas sufren mayores índices de desempleo o subempleo, acceden con menor intensidad a las políticas sociales, y sufren mayor vulnerabilidad social.
2. Vivir la catolicidad
Una mirada creyente permite acoger la valiosa aportación de las personas migradas a nuestra sociedad y nuestra Iglesia:
Trabajo: aportan su trabajo para el desarrollo del país de acogida e incluso del país de origen.
Crecimiento personal. Su presencia nos ofrece también una oportunidad de crecer como personas: Ellos demuestran el valor de realidades como la perseverancia, la austeridad, la alegría, el sacrificio la laboriosidad.
Acercamiento a Dios. Los migrantes nos pueden acercar a Dios y hacer que términos como liberación, éxodo, pobres, viudas, etc. cobren nueva actualidad y fuerza, y nos orientan a reencontrarlo, hacen resurgir el profetismo, la llamada de Dios a la renovación y a la conversión.
Crecimiento de la comunidad. En el encuentro con ellos se nos da la oportunidad de crecer como Iglesia, de enriquecernos mutuamente.
La migración supone para la Iglesia un desafío particular por las dimensiones y por la situación de dolor que encierra. Ante las migraciones, tenemos una tarea y un gran reto: ser fieles al deseo y al mandato del Señor Jesús de reunir en una sola familia a todos los pueblos, siendo una fraternidad que ilumine a todos sobre cómo llegar a conseguir la unidad de los pueblos diversos.
Este es nuestro punto de partida: A cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor maternal de la Iglesia. Es una gran responsabilidad que la Iglesia quiere compartir con todos los creyentes y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Abrazar la «cultura de la vida» en todas las circunstancias que componen una biografía nos lleva a decir que no es tolerable que se siga dejando morir a las personas en las fronteras o en su intento de cruzarlas.
De este punto surgen unos criterios para la acción:
El derecho a no tener que migrar: la posibilidad de tener una vida en paz y con futuro en el propio país es una medida muy eficaz para evitar las tragedias que contemplamos.
El derecho a migrar y a la ciudadanía mundial. Las naciones más prósperas tienen el deber de acoger al extranjero que busca seguridad y medios de vida. Deben velar para que se respete el derecho natural que coloca al huésped bajo la protección de quienes lo reciben.
La necesidad de una autoridad mundial. Una gobernanza global para las migraciones menos ideológica y centrada en la dignidad de la persona y el bien común.
El horizonte de la cultura del encuentro y la catolicidad de la Iglesia que se muestra viviendo la universalidad del género humano mediante la fraternidad.
Hacer una pastoral donde la diversidad en armonía sea el modo de caminar juntos.
3. Orientaciones para la conversión personal y pastoral
Volver a Jesucristo Toda actividad pastoral adquiere sentido en la medida en que nos hace vivir más enraizados en el Señor y la vida de gracia, así como crecer en la amistad con Jesús, la alegría de la fe. El Evangelio es una escuela para aprender a ver, a mirar con el corazón.
El valor de la hospitalidad. Nuestras sociedades necesitan abrirse con urgencia al valor de la hospitalidad como principio de humanización y puente entre las culturas y las personas.
Actitudes con futuro:
Maternidad de la Iglesia de puertas abiertas que acoge.
Mirada contemplativa sobre lo que sucede en la vida de las personas.
Creatividad para imaginar espacios de encuentro y oración
Salir de las zonas de comodidad para ir a los foros donde se protege la cultura de la vida.
Funciones de las delegaciones y secretariados: Tienen la misión de promover en cada su diócesis la acogida, acompañamiento e integración de las personas migradas en la vida pastoral y social. También deben ofrecer los cauces para integrar las diversas entidades eclesiales que cuenten con proyectos de misión para personas migradas en las diócesis.
Una pastoral diocesana de conjunto: trabajar en procesos y por proyectos.
4. Claves de transformación: de una pastoral para a una pastoral con
Se trata de iniciar procesos de escucha activa, adecuación y transformación de las comunidades a la nueva realidad para que ese futuro común sea un «hogar» para todos.
En comunidades significativas, acogedoras y misioneras. Acoger no es solo dar la bienvenida, sino extraer consecuencias del enriquecimiento mutuo y recíproco entre quienes acogen y son acogidos.
El diálogo ecuménico y el diálogo interreligioso. La pastoral con migrantes está habituada y promueve tanto la sensibilidad ecuménica como el diálogo interreligioso desde la vecindad, la cultura del encuentro y la caridad. En nuestro caso desde la artesanía de hacer cada día posible el entendimiento, la convivencia, la ayuda mutua, el respeto y el caminar juntos.
5. Propuestas y buenas prácticas
Esta pastoral quiere contribuir a la revitalización de la Iglesia presente en medio de cada barrio, ciudad o pueblo. Se nos propone afrontar un cambio de enfoque: pasar de entender la acción pastoral para los migrantes a concretar una acción pastoral con los migrantes, tratando de centrar la misión no tanto en «ellos», sino en «un nosotros cada vez más grande». Algunas de las áreas en las que se pueden crecer y propuestas para su desarrollo son:
Crecer en coordinación, misión compartida y trabajo en red, caminar juntos en la diversidad sin la confusión de roles y servicios; a crecer juntos en la fe, la formación, la caridad y el sentido de identidad
Contribuir a la formación de todos: seminaristas, presbíteros y laicos: contribuyan a capacitar a seminaristas y presbíteros en su servicio a las comunidades de una Iglesia cada vez más sinodal y culturalmente diversa.
Cuidar la participación activa de las personas migradas involucrándolos especialmente en los consejos pastorales parroquiales, y en cualquier organismo o responsabilidad pastoral donde no suelen estar, para que sean sujetos activos y no solo destinatarios de la evangelización.
Construir comunidades acogedoras y hospitalidad, discernir y concretar en cada comunidad cómo encarnar una Iglesia que vive y se muestra como familia que acoge a todos,
En coherencia con la cultura de la vida, cuidar la maternidad en situaciones vulnerables y desarrollar programas eficaces para la integración de los niños y niñas migrantes
Trabajar juntos por la «plena ciudadanía» de todos
Ser parte de las narraciones positivas y el servicio a la verdad en relación a las personas migradas, en todos los ámbitos: educación, medios de comunicación, formación, predicación.
Agradecimientos
Agradecemos a las personas y familias migradas su valiosa aportación a la revitalización de nuestra sociedad y en el caso de los católicos también su contribución a revitalizar nuestra Iglesia.
También agradecemos a todos los miembros de la pastoral con migrantes y a quienes desde dentro o fuera de nuestras comunidades cristianas, caminan junto a ellos.
Nuestro reconocimiento a Cáritas, a la vida consagrada y a todas las realidades eclesiales cuyos fines y actividades contribuyen a hacernos ver a Cristo en cada uno de ellos.
[Entrada publicada el 18.3.24; actualizada el 3.5.24]
XLIII Jornadas de delegados y agentes de pastoral con personas migradas CONSTRUYENDO COMUNIDADES ACOGEDORAS, INTEGRADORAS Y MISIONERAS
CONCLUSIONES Y ACUERDOS – – –
Con el lema Construyendo comunidades acogedoras, integradoras y misioneras, del 26 al 28 de abril se han celebrado en Madrid las XLIII Jornadas de Delegados y Agentes de Pastoral con Personas Migradas que han congregado a más de 100 personas de 44 diócesis. Un fin de semana de convivencia, reflexión, oración e intercambio de experiencias acompañados por expertos y por D. Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol, presidente de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana.
Los participantes nos hemos centrado en identificar brechas y retos que dificultan la acogida e integración de los migrantes, hemos conocido respuestas concretas a estos desafíos por parte de expertos y de proyectos tantos de algunas delegaciones como del Departamento de Migraciones. También hemos profundizado en el contenido de la Exhortación Pastoral Comunidades Acogedoras y Misioneras. Identidad y Marco de la pastoral con migrantes, que orientará la misión de la Iglesia en España en el ámbito de las migraciones en los próximos años. En este sentido, asumimos como prioridad trabajarla, darla a conocer para facilitar su recepción en la vida eclesial y llevar a cabo las orientaciones y buenas prácticas que contiene.
Respecto a las brechas y retos compartidos, recordando la importancia del derecho al trabajo digno y el acceso a la vivienda como fundamentales:
Denunciamos la dificultad de acceso al empadronamiento y sus graves consecuencias la falta de acceso a la enseñanza, a la sanidad y a los recursos sociales en situaciones de multivulnerabilidad, así como la imposibilidad de regularizar su situación administrativa.
Recordamos a los Ayuntamientos la obligación legal de inscribir a los vecinos que realmente viven en el domicilio. La Ley establece que, en los casos en los que existe dificultad para acreditar el título que legitime la ocupación de la vivienda, podrá comprobar por otros medios (informe de policía local, servicios sociales, etc.) que realmente el vecino habita en ese domicilio y, en caso afirmativo, inscribirlo en el Padrón.
Instamos a la sociedad civil y a los católicos propietarios de vivienda de alquiler, a romper con estereotipos racistas que discriminan a las personas migradas para facilitar el acceso al alquiler de vivienda digna y el empadronamiento. Así mismo, instamos a evitar el subarrendamiento ilegal o cualquier otra práctica de explotación.
Denunciamos el retraso en la obtención de citas para solicitar y renovar asilo. Lamentamos la situación de las personas solicitantes de protección internacional ante la falta de acceso a las citas en Policía Nacional. Esto contribuye a las mafias de compraventa de citas y dejan a las personas totalmente desprotegidas y desamparadas, sin poder acceder al sistema de acogida ni a otros recursos, abocando a una situación de calle cada vez más preocupante.
Recordamos a empresarios, empleadores, trabajadores, arrendatarios y arrendados nativos o de origen extranjero, especialmente a quienes profesan la fe católica, que los criterios morales de la Iglesia custodios de la dignidad toda vida humana y el bien común, no permiten prácticas de explotación y lucro a costa de la vulnerabilidad o de la situación administrativa de las personas.
La necesidad de los cuidados a las personas nos interpela, en nuestras propias familias y en la sociedad quizás los resolvemos contratando a trabajadoras de hogar y cuidados. No podemos normalizar abusos que se puedan cometer en este ámbito.
Respecto a la promoción de comunidades acogedoras y misioneras, hemos ACORDADO:
Educar a las comunidades en mejorar actitudes y herramientas que cuiden la acogida y participación de quienes van llegando, y de este modo contribuir eclesialmente a discernir la conveniencia de un nuevo ministerio laical de la acogida. En las conclusiones del Sínodo sobre la Sinodalidad también se plantea un ministerio laical en torno a la escucha y la participación. Exploremos estas sinergias.
Reforzar el acompañamiento integral y espiritual de las personas y familias migradas, cuidando especialmente los vínculos con quienes estén más solas.
Desde la subsidiariedad, continuar promoviendo cultura y modelos de hospitalidad y estructuras de acogida urgente, temporal y estable. Para ello, apelamos a particulares, vida consagrada y diócesis a ofrecer espacios habitacionales o inmuebles que puedan disponerse al servicio de estos proyectos o estructuras de acogida y hospitalidad.
Contribuir a identificar en la Iglesia y la sociedad los beneficios de la interculturalidad, fomentando cercanía, escucha activa, desmontando rumores falsos y estereotipos, generando espacios de reconciliación frente a la polarización o las narrativas violentas; prestando atención a la situación de los jóvenes y adolescentes en el ámbito familiar, parroquial, escolar, de ocio, etc.
Iniciar un proceso para aglutinar algunas diócesis concernidas por la despoblación con el objetivo de presentarles los objetivos de la Mesa del Mundo Rural como posible proyecto diocesano con las características que ellas mismas determinen. Para este proceso pedimos que donde sea posible se identifiquen referentes diocesanos y se incorporen a la reflexión a entidades existentes trabajando en esta área, (Movimiento Rural de AC, Caritas, etc). Así mismo, invitamos a las diócesis afectadas por la despoblación a organizar sesiones o jornadas de sensibilización al respecto.
Continuar con los Círculos de Silencio e invitar donde sea posible a que cada mes sea una entidad diferente quien lo prepare. Entre otros temas previstos, sugerimos hacer periódicamente presentes la protesta silenciosa antes las siguientes vulneraciones de derechos: empadronamiento, citas para asilo, alquiler y acceso a vivienda digna, situación en los CIEs, trabajo digno, racismo, etc.
Implementar las mesas diocesanas de coordinación, la cultura del trabajo en red y por proyectos en la diócesis o entre diócesis a través de los proyectos del Departamento. Cuando no se dispongan de recursos o infraestructura solicitar el apoyo de las entidades eclesiales que puedan compartirlos.
Trabajar las sinergias y herramientas que en redes sociales contribuyan a conectar y compartir información, sensibilización y buenas prácticas de las delegaciones (crossover, etc).
Continuar trabajando en la red eclesial de apoyo a la Iniciativa Legislativa Popular para una regularización extraordinaria de migrantes con todas las herramientas a nuestro alcance durante las fases posteriores a su toma en consideración por parte del Parlamento español, hasta alcanzar el objetivo planteado que consideramos coherente con el Evangelio y la Enseñanza Social de Iglesia, por razones de justicia, dignidad, calidad democrática y bien común.
Colaborar según nuestras posibilidades con el gesto solidario jubilar de la CEE para el Jubileo 2025 centrado en la atención a mujeres víctimas y supervivientes de la trata de personas.
El Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, que pertenece a la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana, organiza las XLIII Jornadas de delegados y agentes de pastoral con personas migradas, que se celebrarán del 26 al 28 de abril en Madrid, bajo el tema «Construyendo comunidades acogedoras, integradoras y misioneras».
Promover comunidades acogedoras y misioneras
La oración inicial y saludo de bienvenida, el viernes 26 de abril, correrá a cargo del presidente de la Subcomisión, Mons. Fernando García Cadiñanos. A continuación ofrecerá una comunicación Jennifer Gómez, del equipo de Inclusión de Cáritas Española y las delegaciones de Migraciones de Getafe y Jaén hablarán de cómo trabajar en red y por proyectos en este tema.
El sábado, 27 de abril, el director del departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, Xabier Gómez, hablará de «Comunidades acogedoras y misioneras. Marco e identidad de la pastoral con migrantes». Posteriormente, habrá un testimonio del trabajo en la pastoral con migrantes en el mundo rural, concretamente del proyecto «Pueblos con futuro». Además los participantes trabajarán diversos temas como pastoral de migrantes y sinodalidad, experiencias de acogida y hospitalidad, sensibilización en redes sociales y su incidencia en la sociedad, así como las posibilidades de vida de los migrantes en el mundo rural. Al final de la tarde tendrá lugar una reunión Plenaria y se realizará una síntesis para promover comunidades acogedoras, integradoras y misioneras.
Ya el domingo, 28 de abril, se darán diversas informaciones de interés y con la oración de envío concluirá el encuentro, alrededor de las 10 de la mañana.
Esta primera edición recoge los datos recopilados por 40 delegaciones diocesanas de migraciones. Los recursos se han organizado por diócesis. De cada uno se muestra una ficha en la que se especifica a qué está destinado, el recurso que ofrece y su descripción; la entidad gestora; dirección; horarios: teléfono, web, correo, modo de acceso y observaciones.
Ante el aumento de la llegada de migrantes a Canarias NOTA DE LOS OBISPOS CANARIOS y NOTA DE LOS OBISPOS DE LA SUBCOMISIÓN DE MIGRACIONES DE LA CEE
NOTA DE LOS OBISPOS DE LA DIÓCESIS NIVARIENSE (Tenerife – La Palma – La Gomera – El Hierro)
En los últimos días, hemos asistido a la llegada de más de 3.000 personas, muchas de ellas menores de edad, procedentes del continente africano. La inestabilidad política en Senegal y otros países del Sahel, la pobreza y el cambio climático, entre otros motivos, están empujando a la población a huir. Se trata de seres humanos que arriesgan sus vidas cruzando el Atlántico con la esperanza de un futuro mejor para sí y sus familias.
Las imágenes que hemos visto de los desembarcos en nuestras Islas Canarias y las declaraciones de distintos profesionales nos hacen recordar la inaceptable situación que se está viviendo en Lampedusa y nos entristece contemplar la indiferencia de los gobiernos europeos reunidos en Granada que por desgracia han declinado abordar y dar respuesta al preocupante tema de la migración.
La falta de previsión, unida a la insuficiencia de infraestructuras, dificulta una acogida digna y aumentan la probabilidad de que se produzcan vulneraciones de los derechos humanos. Cientos de personas han vuelto a dormir al raso en los muelles canarios ante la falta de espacios de recepción. La escasez de intérpretes, la ausencia de información jurídica comprensible o la asistencia grupal a las personas migrantes son solo algunos ejemplos. Además, los centros de acogida para menores de edad vuelven a estar saturados y las derivaciones a otras comunidades autónomas se encuentran paralizadas. Tampoco podemos olvidar la tragedia de quienes pierden la vida durante la travesía, dejando atrás sus sueños e ilusiones.
Paralelamente, están surgiendo peligrosos discursos alarmistas que no deben permitirse. El Papa Francisco declaró en su reciente visita a Francia que “aquellos que arriesgan sus vidas en el mar no invaden, buscan ser bienvenidos” e instó a evitar “discursos alarmistas”.
El pasado 24 de septiembre celebrábamos la 109 Jornada Mundial del Migrante y Refugiado bajo el lema “libres de elegir si migrar o quedarse”. En el mensaje del Santo Padre con motivo de este día, nos recordaba que “mientras trabajamos para que toda migración pueda ser fruto de una decisión libre, estamos llamados a tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante; y esto significa acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular. Dondequiera que decidamos construir nuestro futuro, en el país donde hemos nacido o en otro lugar, lo importante es que haya siempre allí una comunidad dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera”.
No debemos olvidar que solo cuando cese la injusticia actual del comercio internacional, cuando cesen las guerras inducidas en países con riquezas mineras, cuando los dictadores que expolian a su pueblo dejen de contar con la complacencia de gobiernos y empresas multinacionales, cuando cese el comercio de armas, la inmigración de ciertas zonas del mundo se podrá regular. Cuando se acabe con la injusticia actual la migración se moderará.
Hay que evitar migraciones no necesarias creando en los países de origen posibilidades concretas de vivir con dignidad. Como sabemos, también existe el derecho a no emigrar, y muchos de estos hermanos nuestros no iniciarían un viaje tan incierto si en sus pueblos y países se vivieran situaciones más justas
La Iglesia en las Islas Canarias trabaja diaria e incansablemente con las personas migrantes en distintos ámbitos con el objetivo de favorecer su promoción e inclusión laboral y social. El trabajo humano y asistencial diario para atender las necesidades de los migrantes, la puesta en marcha de los Corredores de Hospitalidad o el acompañamiento a los internos en los CIE, que tanto sufrimiento provocan, son una muestra del esfuerzo de la Iglesia por estar junto a los más necesitados.
Por ello, no podemos mirar hacia otro lado y mostramos nuestra máxima preocupación ante esta situación. Desde una lectura creyente de la realidad, los Obispos canarios, queremos exponer:
Reiteramos nuestra disposición al diálogo con las distintas Administraciones Públicas y actores sociales para contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a favorecer una acogida digna e integral a las personas migrantes.
Pedimos el establecimiento de vías legales y seguras para acceder a territorio europeo.
Instamos a las autoridades competentes a llevar a cabo cuantas acciones sean necesarias para asegurar el cumplimiento estricto de los derechos de las personas migrantes y ofrecer un recibimiento adecuado a sus necesidades. Como recordábamos en nuestra carta pastoral Escuchar el “Eco de Lampedusa” en las Islas Canarias, hacemos una llamada a todos a crear la cultura del encuentro, a superar la fobia al extranjero, a luchar contra las mafias y favorecer el desarrollo de los países de origen. Como afirma la Encíclica Fratelli Tutti: Se trata de problemas globales que requieren acciones globales, evitando una “cultura de los muros” que favorece la proliferación de mafias, alimentadas por el miedo y la soledad (FT 27-28).
Apremiamos al resto de comunidades autónomas a la apertura y solidaridad, pues Canarias no puede afrontar sola esta contingencia.
Hacemos un llamamiento a los sacerdotes, laicos y comunidades parroquiales de nuestras diócesis a vivir auténticamente el Evangelio, promoviendo una cultura de hospitalidad y construyendo el futuro con las personas migrantes y refugiadas, sin excluir a nadie: es Cristo mismo quien llama a nuestra puerta.
Valoramos y agradecemos todo el trabajo realizado por tantas personas para humanizar el drama que contemplamos en nuestros mares y costas. Cómo olvidar las vidas salvadas y rescatadas por los profesionales del Servicio Marítimo de la Guardia Civil y de Salvamento Marítimo. Ellos son auténticos ángeles custodios en medio de nuestros mares y sería deseable que esa humanitaria labor de socorrer y salvar vidas siga contando en nuestra frontera sur con un apoyo decidido por parte de los diferentes gobiernos. A ellos hay que añadir la magnífica labor de la Policía Nacional, del personal de la Cruz Roja y de los Sanitarios que en la Isla de El Hierro están siendo en estos días auténticos samaritanos. Son esos profesionales los que, junto con los voluntarios y miembros de Cáritas y de la pastoral de migraciones, así como de otras organizaciones humanitarias, lo que nos ayudan a evitar la globalización de la indiferencia.
Nos encomendamos a la Virgen María, a la que todos veneramos con gran devoción -con distintas advocaciones- en cada una de nuestras islas. A ella le confiamos las esperanzas de todos los emigrantes y refugiados, también le encomendamos el eterno descanso de los que han dejado sus vidas en el océano y le pedimos para que los que huyen de sus países encuentren en nosotros un testimonio de esperanza y solidaridad.
Domingo 8 de octubre de 2023.
† José Mazuelos Pérez, obispo Canariense † Bernardo Álvarez Afonso, Obispo Nivariense. † Cristóbal Deniz Hernández, Obispo Auxiliar de Canarias .
Los obispos de las Islas Canarias han emitido con fecha de 8 de octubre una nota ante el aumento de la llegada a las costas canarias de más de 3000 personas procedentes del continente africano, muchas de ellas menores de edad.
Los obispos de la Subcomisión Episcopal de Migraciones y Movilidad Humana expresamos nuestra adhesión a la nota de los obispos en Canarias y hacemos nuestros sus planteamientos, preocupaciones y propuestas.
Alentamos y agradecemos el esfuerzo de quienes en la Iglesia y en la sociedad trabajan para hacer realidad las palabras del papa Francisco en Marsella, de modo que pongamos los medios para ser cada vez más “puerto seguro para los heridos de la vida”.
Obispos de la Subcomisión Episcopal de Migraciones y Movilidad Humana