NUEVAS ACOGIDAS EN MADRID CON LOS CORREDORES DE HOSPITALIDAD Los Corredores de Hospitalidad, se estrenaron en Madrid con 3 nigerianos. Y hace poco, han vuelto a dar fruto con la acogida de seis subsaharianos que llegaron a Canarias siendo menores de edad.
Los Corredores de Hospitalidad son una iniciativa de la Conferencia Episcopal Española a través de su Subcomisión para las Migraciones y Movilidad Humana. Su sentido, su necesidad y su mecánica pueden verse en esta entrada. Resumiendo mucho, se trata de mucho más que el encontrar un alojamiento y unos servicios básicos para quien llega desde otros países y culturas:
Se trata de un proceso que garantice que cada inmigrante, siempre respetando su autonomía y dignidad personal, pueda realizar plenamente su proyecto con el acompañamiento de la Iglesia no «para» él, sino «con» él día a día.
Así los explicaba José Cobo, entonces obispo auxiliar de Madrid:
Respecto a la nueva acogida en Madrid dicha al principio -y siguiendo en buena parte cómo cuenta su llegada la web de Cáritas Madrid– digamos que son seis jóvenes. Sonríen entre entusiasmados y agradecidos, aunque la vida no siempre les ha dado motivos para sonreír. Son subsaharianos, y vienen desde Canarias, donde llegaron en patera siendo aún menores, buscando una vida digna y un futuro que no encontraban en sus países de origen. Ahora tienen entre 18 y 19 años, y después de un tiempo en un centro para jóvenes migrantes, acaban de aterrizar en Madrid.
Les ha sorprendido el frío, dicen. De hecho, una de las primeras cosas que han hecho es ir a comprar abrigos. Han llegado ilusionados, pero con las prevenciones propias de cualquiera al empezar algo nuevo, y más en una urbe como Madrid, sus ritmos de gran ciudad, su entorno diferente a lo vivido en Canarias… Se alojan ya en uno de los pisos de Cáritas diocesana de Madrid.
La petición de acogida de estos jóvenes la atendemos la Iglesia de Madrid a través de nuestra Mesa por la Hospitalidad, desde la coordinación con las iglesias Canarias -en este caso, la de Las Palmas. que hace la petición- y encomendando el camino práctico de la respuesta a una de las entidades de la Mesa: Cáritas Madrid. Se activaban, así, esos corredores de hospitalidad que decíamos arriba, respuesta de aquél llamamiento que los obispos de Canarias hicieron a sus hermanos obispos del resto de diócesis españolas debido a la llegada masiva de personas migrantes.
Para ello, se ha habilitado un piso para acoger temporalmente a estos jóvenes migrantes. La caridad no entiende de fronteras, nunca, tampoco cuando se encuentra con necesidades desbordadas. Esta casa, de habitaciones espaciosas, será su hogar.
La acogida ha sido cálida. Dos jóvenes senegaleses que participan en otros proyectos de Cáritas diocesana se han ofrecido a recibirles. Serán sus referentes mientras se adaptan a esta ciudad y a la nueva situación. Comparten edad similar, vivencias pasadas parecidas y una cultura común. También los acompañarán, además del equipo técnico, un grupo de personas voluntarias muy diferentes entre sí; desde una joven alemana, a un jubilado o una mujer de mediana edad. Diversidad también para acompañar con una mirada amplia, inclusiva, multicultural.
Como multicultural ha sido la comida de bienvenida. Sabores y olores senegaleses se mezclan con los de la paella o la tortilla de patatas. En la mesa se ha derramado acogida y alegría. Una forma de hacerles ‘sentir como en casa’, a la vez que se abren puertas a otra cultura, otras personas y otras formas de hacer.
Han intercambiado experiencias entre palabras y frases cortas y muchas sonrisas. Han observado el salón, la cocina. Han dejado sus pertenencias en las habitaciones. Y se han sorprendido, con la mirada inocente de un niño, del tamaño de las camas y las habitaciones, qué bien “tener una cama para mí solo donde dormir”.
Este piso será el lugar desde el que comenzar a tejer nuevos caminos, empezar a trabajar, establecer nuevas redes de apoyo, terminar de tramitar su situación legal, o estudiar quizás… La vida que vive cualquier joven de su edad.
El arzobispo electo de Madrid, José Cobo, urgió este viernes 16 a que se impulsen «corredores humanitarios piloto» que permitan «demostrar a la sociedad que la migración tiene que ser reglada y segura» y «que hay derecho a migrar y a no migrar también», y llamó a «apoyar compromisos de los lugares de origen para que una familia no se vea obligada a montarse en una patera y a sepultarse en el mar».
[foto de Jorge Villa]
Así lo revindicó en una entrevista en Servimedia tras su reciente nombramiento por la Santa Sede para llevar las riendas de la iglesia madrileña, responsabilidad que tomará efecto el próximo 8 de julio, cuando releve a su predecesor, el cardenal Carlos Osoro.
«La Iglesia está empeñada en establecer corredores», insistió. «Es más, en España ya hay diócesis de acogida y estamos creando lugares donde pueden venir familias en los que van ser acompañadas comunitariamente», remarcó.
CEMENTERIO
El prelado lamentó que no se haya alzado más la voz ante catástrofes como el reciente naufragio de una embarcación que portaba a centenares de personas frente a las costas griegas. «El Mediterráneo es un cementerio que debe desvelar y conmover la cultura de Europa, que no puede mirar a otro lado ahora mismo», aseveró.
La migración es una oportunidad y un signo de nuestro tiempo. En una sociedad que dice globalizar casi todo, pero le cuesta poner en el centro a las personas y a la dignidad que Dios concede a cada ser humano, aparece esta oportunidad como bocanada de esperanza.
Se trata de lanzar puentes entre realidades que pueden ser complementarias: entre los complicados lugares de primera acogida de migrantes y los lugares que pueden ofrecer hospitalidad y acompañamiento.
Somos conscientes de la gran fortaleza de nuestra Iglesia que es, además de latir con corazón generoso, el sostener una preciosa red de presencias y posibilidades de acogida para abrazar en nombre de Jesucristo a quien huye de mil peligros.
Sobre esta pista ya abierta, iniciamos un proyecto sencillo que se inspira en la metodología de los corredores humanitarios y que es animado y coordinado por el Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española.
Comenzamos la andadura aprendiendo todo lo que se hizo en la Iglesia española ante la crisis de los desplazamientos ucranianos. La realidad se impone y, a poco tiempo, aparece el nuevo contexto de la crisis en las Islas Canarias. Y lo más lacerante: la presión, tal como denuncian los obispos desde allí, del elevado número de jóvenes migrados extutelados en situación de calle.
Son quienes, a partir de los 18 años, han recibido atención por parte del sistema de protección de menores y se ven obligadas a emanciparse. A nivel estatal, es a partir de la ley de 2015 cuando se contemplan medidas específicas de apoyo a la emancipación quienes al cumplir la mayoría de edad se encuentran bajo el sistema de protección.
Según esta, son las Administraciones autonómicas las responsables de implementar estas medidas de apoyo a través del despliegue de normativas territoriales. En Canarias existen programas específicos que ofrecen apoyos diversos, pero no incluyen el alojarlos, con lo que quedan en una situación de vulnerabilidad que se acentúa al cumplir la mayoría de edad.
Sin más plazas de acogida y sin posibilidad de abrir más centros o pisos tutelados a corto plazo, la situación es cada vez menos controlada y más desesperada.
En las diócesis canarias se favorecen varios recursos para la acogida, el acompañamiento y la inclusión social de jóvenes, pero estos recursos no resultan suficientes.
Por eso se inicia este proyecto con el sueño de mirar más allá y promover la cultura del encuentro y la hospitalidad en nuestra Iglesia, que siempre se entiende católica y con vocación de diálogo con quien sueña con una nueva civilización del amor.
Los Corredores de Hospitalidad buscan conectar las diversas instituciones eclesiales para dar una respuesta conjunta entre diócesis. Al tiempo, se pretende entablar una colaboración unificada con la Administración pública, que es quien posibilitará el tránsito, respetando sus ritmos y planteamientos diversos.
No se trata de querer abarcar mucho, pero sí abrir brechas, decir que es posible el tránsito humanitario; ir generando historias de acogida significativas que anuncien que hay cauce a la esperanza de muchos. No queremos sustituir la responsabilidad de Gobiernos y Administraciones públicas. Tampoco solucionar todo el desafío que deviene de la situación en calle de tantos jóvenes migrantes. Solo queremos demostrar que es posible el flujo ordenado por medio de iniciativas piloto.
Este es el signo coherente con el que, como Iglesia, nos ponemos a disposición de la sociedad para construir juntos soluciones humanitarias que favorezcan procesos de inclusión en la vida social y laboral de estos jóvenes.
Será, por tanto, un proyecto destinado a jóvenes extutelados desde Canarias a lugares o proyectos que acompañen su proceso de inclusión en la península, o que faciliten la continuidad de su viaje a otros países de Europa donde quieran realizar su proyecto de vida o reunirse con familia o amigos.
¿Cómo lo presentamos? Pretendemos que la acogida sea sostenible y real. Por ello necesitaremos familias, casas de acogida o grupos de voluntarios que se constituyan en comunidad de acogida por periodos largos de uno a tres meses, o en otras modalidades de acompañamiento prolongado y con perspectivas de abrirse a fases u otros proyectos donde los chavales puedan ser autónomos.
Antes que nada, se trata de posibilitar una coordinación en cada diócesis para que cada cual contribuya con lo que pueda, (tiempo, habilidades, economía, fe, etc.). Así se van tejiendo redes y sinergias entre personas y recursos del entorno que acoge (parroquias, centros de servicios sociales, centros educativos, centro de salud, asociaciones de migrantes, asociaciones vecinales, servicios de formación y empleo, espacio de ocio y tiempo libre, etc.).
Esto se materializa creando en cada lugar de acogida, si no lo hay, un equipo de impulso y mediación: una Mesa de coordinación diocesana que trabaje en red este proyecto. Desde aquí se ofrecen y armonizan las plazas en recursos de formación, vivienda, manutención y acompañamiento de todo tipo.
¿Cómo se activan? Las Mesas de migraciones de las diócesis que envían se encargarán de una primera acogida, selección y derivación de jóvenes migrantes a proyectos de acogida dentro o fuera de la diócesis, así como a la formación inicial de las comunidades de acogida en su territorio.
Por otro lado, las Mesas en las diócesis acogedoras coordinarán a las organizaciones de referencia, buscan y ofrecen plazas en recursos de formación, vivienda, manutención y acompañamiento integral y lo ponen en conocimiento de las Mesas, en este caso, de las diócesis canarias. Luego están las entidades que realizan y encarnan el milagro de la acogida concreta en el día a día.
Para eso necesitamos el impulso de quienes quieran acompañar el proyecto. Necesitaremos también comunidades y movimientos que apoyen y generen campañas de sensibilización para invitar a familias, parroquias, movimientos o vida consagrada a discernir según sus posibilidades, el modo de incorporarse o apoyar la acogida desde los corredores.
De este modo, cuando las personas migrantes llegan a un lugar, las organizaciones de referencia pueden contar con una red de apoyo y colaboración que contribuya al éxito de la acogida en todo el entorno.
En definitiva, se trata de expresar, con el rostro concreto de la Iglesia en cada territorio, lo grandioso de la acogida, tanto para quien acoge como para quien es acogido. Extender y asentar una cultura de la hospitalidad que contribuya a la conversión personal y pastoral en las diócesis, las comunidades y las familias cristianas.
Migraciones ESTRENANDO LOS CORREDORES DE HOSPITALIDAD
[tomado de la web de la Comisión de Pastoral Social y Promoción Humano de la CEE] [Fotos: Salvamento Marítimo / AFP]
El lunes 23 de enero llegaron a Madrid las dos primeras personas acogidas gracias a los Corredores de Hospitalidad promovidos por el Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española. Se trata de dos de los tres varones nigerianos que llegaron en diciembre al puerto de Las Palmas de Gran Canaria subidos al timón de un barco mercante. Gracias al trabajo en red entre diversas entidades de derechos humanos en la isla y del Secretariado de Migraciones de Canarias se logró revertir la orden de expulsión y tras el reconocimiento de su situación de polizones a náufragos se les ha admitido la solicitud de asilo y protección.
Son los primeros en estrenar la iniciativa Corredores de Hospitalidad, y han pasado del acompañamiento por parte del Secretariado de Migraciones de Canarias al de Cáritas diocesana de Madrid, con la mediación del Departamento de Migraciones. El documento que recoge el proyecto Corredores está muy avanzado en fase de aportaciones finales, pero, mientras, comienzan a llegar como signo de esperanza los primeros ofrecimientos para plazas de acogida, en este caso desde las diócesis de Mondoñedo-Ferrol y la de Getafe. Confiamos en que el proyecto suscite los apoyos y el trabajo en red de todos para facilitar la movilidad e inclusión de las personas migradas provenientes de Canarias, sobre todo jóvenes en situación de calle o vulnerabilidad. Y que esta acción provoque la reflexión y haga reaccionar a las administraciones públicas concernidas, que son quienes tienen la responsabilidad y los medios, para acelerar el traslado de personas a la Península.
QUÉ HACE LA IGLESIA ESPAÑOLA CON LOS INMIGRANTES Y LOS CORREDORES DE HOSPITALIDAD – Rueda de prensa de Mons. José Cobo el 22.4.22 – – Carta de los Obispos canarios sobre los Corredores de Hospitalidad (22.9.22) –
[Página creada el 22.2.22; actualizada el 22.9.22]
El 22 de septiembre de ese mismo año, el Obispo de la Diócesis de Canarias, Mons. José Mazuelos Pérez, y el Obispo de la Diócesis Nivariense, Mons. Bernardo Álvarez Afonso, publican una carta pastoral conjunta ante la proximidad de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2022. Se dirigen a losa miembros de vida consagrada presente en las islas canarias, y se les pide colaboración con las delegaciones de pastoral de migraciones de ambas diócesis para la elaboración del borrador de un posible proyecto que ponga en marcha los “corredores de hospitalidad”.