ESPIRITUALIDAD DE LA ACOGIDA (Rufino Gª Antón)

ESPIRITUALIDAD DE LA ACOGIDA
– Rufino García Antón –
(Delegado episcopal para la Pastoral de la Movilidad Humana)

[Este texto recoge la charla dada el 23.2.23 a los equipos de acogida de las cáritas parroquiales de la zona rural de la Vicaría VIII -Colmenar Viejo-]

Introducción:

Espiritualidad de la acogida. Rufino García Antón. Migraciones.Por espiritualidad entendemos las razones de fondo que dan sentido a lo que hacemos y nos motiva a hacer lo que hacemos. Siendo el quehacer muy importante (”A Dios rogando y con el mazo dando”), tan importante es saber por qué lo hacemos y para qué lo hacemos. En este sentido, la espiritualidad da consistencia a lo que hacemos con la perspectiva de los corredores de fondo que saben que deben entrenarse para una carrera larga, en nuestro caso, un carrera que dura toda la vida. La espiritualidad nos capacita para mantenernos en forma y firmes durante esa carrera, con sus vaivenes, con sus altibajos, con sus dificultades y logros…., pero siempre con la esperanza que alienta nuestro caminar.

En esta reflexión nos estamos refiriendo a la “espiritualidad de la acogida”, es decir, a las motivaciones que alientan ese quehacer tan extraordinario que realizáis en las acogidas de las Cáritas parroquiales y a la forma de situarnos ante las personas que acuden a vuestras acogidas. Seguramente, con cierta frecuencia, os sintáis en la urgencia de dar respuestas concretas ante las situaciones que se os vayan presentando y quizá también con angustia por no saber cómo responder a esas situaciones concretas y no tener las herramientas necesarias para resolver esas situaciones.

La espiritualidad nos ayuda también a saber resituar y redimensionar con paz y paciencia el alcance de nuestras capacidades y posibilidades y también de nuestras limitaciones y fragilidades, con la consciencia de que hacemos lo que podemos y llegamos hasta donde llegamos.

Una última consideración introductoria es que, al hablar de la espiritualidad de la acogida, utilizaré el término acogida en sentido amplio: el de la acogida que ofrecéis en las Cáritas parroquiales, el de la acogida que puede darse en nuestras relaciones personales, el de la acogida que estamos llamados a darnos en nuestras comunidades parroquiales, en la acogida que debemos ofrecer al diferente, etc.

Algunas claves para la espiritualidad de la acogida

 1.- La espiritualidad: capacidad y recurso para la inclusión social

Tomo prestado todo el contenido de este primer apartado de un artículo de Carlos García de Andoin, doctor en Ciencias Políticas y Licenciado en Psicología y en Teología, escrito en la revista Iglesia Viva La espiritualidad: capacidad y recurso para la inclusión social«, 288, octubre-diciembre 2021, pp. 99-106).

Dice lo siguiente:

“La Espiritualidad en la Acción Social no se refiere aquí a esta dimensión desde el punto de vista de las personas voluntarias o profesionales de lo social, sino a la espiritualidad desde el otro lado, el de quienes sufren las diferentes formas de exclusión social. Pensar el lugar de lo espiritual en la Acción Social desde esta óptica no es un reto exclusivo de las entidades de la Iglesia, sino quehacer de todas aquellas entidades de la Acción Social que quieran responder de una forma integral a la persona, a su dignidad y a sus necesidades. Es estrictamente necesario si entendemos los procesos de inclusión desde la perspectiva de las personas, como elemento sustantivo del propio itinerario de inclusión en la sociedad”.

2.- La mirada que acoge y que ve más allá y más adentro

 En negativo, lo formularíamos con esa expresión de que “no hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que el que no quiere oír”.

En positivo, nos fijamos en el valor y en la importancia de la mirada: la mirada real y física, con los ojos de la cara; la mirada del corazón; y la mirada con los ojos de Dios. 

  1. La mirada real y física: es importante mirarnos a la cara y a los ojos cuando nos hablamos. Las miradas dicen mucho, hablan por sí solas. A veces no hace falta hablar.
  2. La mirada del corazón: la mirada que ve desde dentro y mira más adentro, que no se queda en la superficie de lo que ve, sino que escudriña los secretos más íntimos de la persona a la que acogemos y con la que nos encontramos (“el corazón tiene razones que la razón desconoce”, Blas Pascal).
  3. La mirada con los ojos de Dios: Dios nos mira con ojos de misericordia y nos quiere con entrañas de misericordia, tiene un corazón compasivo, no en el sentido en el que a veces se ha utilizado la palabra “compasión” como “lástima”, sino en el de “sufrir con” (referencia a Ex 3, 7-10).

 3.- La escucha atenta y empática que nos coloca en el lugar del otro y de los otros

Nos sirven aquí las mismas consideraciones que hacía en el apartado anterior sobre la mirada que acoge y que ve más adentro: la escucha atenta y real con los oídos (“Dios nos ha dado dos oídos para escuchar y un lengua para habla”); escuchar con los oídos del corazón; y escuchar con los oídos de Dios.

 La escucha atenta y empática nos coloca en el lugar del otro y nos permite conocer e ir más allá de lo que nos dice. A veces nos sucede que estamos oyendo lo que el otro nos dice, pero no le escuchamos; estamos ya pensando en lo que vamos a decirle sin escuchar lo que nos está diciendo. Si no escuchamos, difícilmente vamos a acoger lo que el otro nos está diciendo.

Escuchar así es escuchar con el corazón. Y escuchar así es escuchar como Dios nos escucha, siempre atento a nuestra realidad para acompañarnos en el camino de la vida.

La actitud de la escucha tiene mucho que ver con la actitud contemplativa que, lejos de ser una actitud pasiva, como a veces pudiese pensarse, es una actitud profundamente activa, porque nos lleva a ver a y a escuchar la realidad con los ojos y con los oídos de Dios. Y ese ver y escuchar la realidad con los ojos y con los oídos de Dios nos lleva a comprometernos en la transformación de la realidad a la manera de Dios, con el amor como eje transformador de la realidad.

 4.- La consideración del otro y de los otros como iguales en lo esencial y diferentes en lo secundario

 La espiritualidad de la acogida coloca a la persona en el centro. Y las personas somos iguales en lo fundamental (capacidad de amar, de pensar y de sentir; iguales en dignidad; hijas e hijos del mismo Padre y hermanas y hermanos unos de otros desde una perspectiva creyente) y diferentes en otros muchos aspectos: rasgos físicos, formas de ser y de pensar, pertenecientes a diferentes culturas y países; de diferentes confesiones religiosas y espiritualidades;….. La convivencia es el arte de armonizar lo que nos une y lo que nos diferencia en un proyecto de vida en común a todos los niveles: relaciones interpersonales, vida familiar, vida comunitaria, trabajo en equipo, vida eclesial, vida social, vida en un país, vida en el mundo…… Acogernos unos a otros desde nuestra radical igualdad y desde nuestras diferencias secundarias en clave de enriquecimiento es un elemento fundamental en la espiritualidad de la acogida.

5.- Acompañarnos en el camino de la vida y construir el futuro juntos

  1. Parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37).
  2. Parábola del juicio final (Mt 25, 31-46).
  3. Caminantes de Emaús (Lc 24, 13-35).
  4. La encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti”.
  5. El lema de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de este año: “Construir el futuro con los migrantes y refugiados”.
  6. Tiempo de Cuaresma y tiempo del Sínodo (“Ensancha el espacio de tu tienda”).

Somos compañeros de camino que nos acompañamos, nos encontramos y nos acogemos mutuamente.

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