Gaza: UN PUÑETAZO ENCIMA DE LA MESA

Retrato del hambre y la dignidad rota en Gaza
UN PUÑETAZO ENCIMA DE LA MESA EN UN MARCO BÍBLICO

[José Luis Pinilla SJ, para Religión Digital, 30.5.25]

Hay escenas que no deberían caber en los ojos humanos. No por su crudeza, sino por su intolerable repetición. Las noticias de niños agolpándose por la comida en Gaza no es apenas un recuento informativo: es una fisura por donde se cuela la angustia de un mundo herido, un fragmento del tiempo donde la infancia —ese territorio sagrado— se arrodilla ante el hambre. Gaza no es solo un nombre de geografía; es ahora un umbral del dolor contemporáneo, una grieta encendida donde se pone a prueba, cada día, la capacidad del lenguaje para sostener lo insoportable.

Son imágenes de un grupo de niños peleando por comida [por ejemplo, ver aquí], arrimando sus platos y cazuelas, sonando en una sinfonía de horrores donde el ruido metálico se mezcla con los lamentos humanos. Al verlas, nos vemos arrojados sin contemplaciones al corazón de la tragedia. No hay tiempo para amortiguar el golpe ni espacio para la neutralidad: la escena es un espejo que nos incomoda, nos sacude. El verbo “peleándose” no es gratuito; es el indicio de que la supervivencia ha desterrado la niñez, de que en Gaza los juegos han sido reemplazados por una desesperación visceral. Y sin embargo, lo verdaderamente indignante no es la imagen misma, sino la condición que la hace posible: un bloqueo sistemático, una violencia estructural, una parálisis cómplice de la comunidad internacional.

Y al mismo tiempo, el representante de Palestina ante la ONU, al hacer referencia a la situación de su país, ha roto a llorar mientras golpea la mesa expresando la impotencia suya y de su pueblo durante su intervención [el siguiente vídeo está tomado del canal de YouTube de El País]:

En este marco, la voz de Riyad Mansour, quebrada, temblorosa, irrumpe como un lamento bíblico, un clamor que por momentos parece venir desde un tiempo arcaico, y sin embargo resuena con escalofriante actualidad. Que un diplomático —pieza muchas veces fría del engranaje político— se quiebre en un foro internacional no es un gesto menor: es la dignidad rota frente al horror, es la humanidad asomando entre las ruinas del protocolo. Sus palabras no están apenas pronunciadas: están desgarradas.

Dice: “Las madres abrazan los cuerpos inmóviles, acarician el pelo, les hablan, les piden perdón…”. Aquí la sintaxis no encadena ideas; acompaña el susurro de las madres que, en una mezcla de ternura y delirio, intentan rescatar lo que ya no respira.

Y entonces, como en las Escrituras: “Voz fue oída en Ramá, llanto y gran lamentación; Raquel que llora por sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron” (Jer 31,15). El eco de esa Raquel que llora en Ramá atraviesa los siglos y se posa hoy en Gaza, donde cada madre parece repetir el mismo lamento antiguo.

Y, como si fuera la firma del documento más importante en la ONU, da un puñetazo fuerte encima de la mesa.

La fuerza poética de estas imágenes —y digo poética no por ornamento, sino por densidad expresiva— reside en su capacidad para entrelazar lo individual con lo colectivo, lo íntimo con lo político.

Y mientras tanto, como un decorado permanente, se entrelaza la imagen del humo dominando el horizonte de Gaza. Es una imagen bíblica: “la tierra estaba cubierta de tinieblas” (Éxodo 10:22), una columna de ceniza que sustituye al sol, una señal de que en ese rincón del mundo, cada día se libra un éxodo sin promesa. “Subía el humo de la tierra como el humo de un horno” (Génesis 19:28), y con él, la infancia arde en un holocausto de hambre y silencio. Pero a diferencia del relato antiguo, aquí no hay un Mar Rojo que se abra, no hay una tierra prometida al final del sufrimiento. Solo hay hambre, y es un hambre que no cesa, que se acumula como polvo sobre los ojos, que invade los estómagos y también las palabras.

El relato pone en diálogo múltiples registros: el periodístico, el político, el emocional, y en todos ellos se infiltra una sensación de impotencia. Hay algo coral en esta narración: una asamblea de voces —la ONU, Sigrid Kaag, António Guterres, los grupos de ayuda— que coinciden en la denuncia, pero se diluyen en la acción. La ayuda humanitaria, nos dicen, llega a cuentagotas, y esa expresión encierra su propio espanto: ¿cómo se dosifica el auxilio cuando se mueren niños? ¿Con qué criterio se reparte la urgencia?

Este texto nos confronta con una doble obscenidad: la de los cuerpos infantiles agonizando por inanición, y la de la maquinaria internacional incapaz de frenar esa agonía. Es una literatura del espanto que no inventa nada, que no necesita metáforas porque la realidad ya es insoportable. Aun así, el llanto de Mansour, y su puñetazo encima de la mesa que parece clausurar toda posibilidad de discurso, es en sí mismo un acto literario en el sentido más hondo: el lenguaje llevado a su límite, hasta el borde del silencio y la impotencia.

El colofón, con la actuación de Netanyahu como respuesta a las acciones de Hamás, introduce una disonancia brutal. Como si la historia no supiera qué tono adoptar: la guerra continúa su retórica de exterminio mientras en paralelo se describe el entierro de la infancia. El contraste es hiriente: mientras un líder de Hamás muere —un dato que el poder celebra—, decenas de niños lo hacen también, pero sin nombre, sin cifra oficial, sin duelo reconocido. En la contabilidad del horror, algunos cuerpos valen más que otros.

No hay consuelo posible. Pero sí hay una exigencia: no voltear la mirada. Tal vez esa sea la mayor virtud literaria y moral de estas imágenes de la impotencia propia y colectiva. Al obligarnos a mirar de frente, nos recuerda que el dolor ajeno, cuando es silenciado, se convierte en vergüenza propia.

Y que, en medio del hambre, la palabra y el puñetazo encima de la mesa —cuando son honestos, cuando tiemblan— puede seguir siendo una forma de resistencia.

Justicia y Paz – PAZ DESARMADA Y DESARMANTE EN GAZA

Comisión General de Justicia y Paz
LLAMAMIENTO PARA UNA PAZ DESARMADA Y DESARMANTE EN GAZA
-22.5.25-

El Señor dijo a Caín: «¿Dónde está Abel, tu hermano?». Respondió Caín: «No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?». El Señor le replicó: «¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo (Gn, 4).

Comisión General de Justicia y Paz. LLAMAMIENTO PARA UNA PAZ DESARMADA Y DESARMANTE EN GAZA.En este año Jubilar de la Esperanza traemos a nuestras conciencias el llamado del Concilio Vaticano II, que nos recuerda que “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. (…) La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia.” (GS, 1)

En un mundo enfrentado, que nos dibuja un mosaico de muerte con una “guerra mundial a plazos” y que van adquiriendo estructuras más enraizadas de permanencia en la violencia y el odio, donde el valor de la defensa de las personas y de los pueblos como centro de la vida plena va perdiendo peso a favor de intereses mercantilistas, del dinero y del poder, anhelamos una sociedad atravesada por la convivencia, el respeto mutuo y la preservación de los derechos inalienables, conquistados con mucho esfuerzo.

Hasta que no haya una paz firme y duradera nuestro silencio no puede ser cómplice de tantas guerras activas.

La realidad que estamos viviendo clama a gritos el fin de todo enfrentamiento y el establecimiento de la paz llena de justicia, en todos los territorios que sufren este flagelo de la guerra, y especialmente en la querida tierra de Palestina, donde, en palabras de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, la escalada militar plantea condiciones de vida incompatibles con la supervivencia de la comunidad palestina, especialmente de la población de Gaza.

En Gaza, las personas mayores, menores y familias supervivientes están ya muriendo de hambre:

No queremos que Atila recorra la franja de Gaza, no queremos ni bombas ni rehenes, queremos justicia y paz para quienes viven en Israel y en Palestina, queremos el pleno respeto de todos los derechos humanos en todas las tierras que pisó nuestro señor Jesucristo y en todo el mundo. No podemos olvidarnos ni mirar para otro lado cuando los hermanos y hermanas sufren y están muriendo a causa de las guerras.

Quedarnos indiferentes es una incoherencia total con nuestro cristianismo.

Con el Papa León XIV, decimos que la paz no es el silencio sepulcral después del conflicto, no es el resultado de la opresión ni del exterminio, sino un don que mira a las personas y reactiva su vida. Rezamos por esta paz, que es reconciliación, perdón, valentía para pasar página y volver a comenzar en una relación de respeto y convivencia.

Los pueblos quieren la paz:

No podemos olvidar que no hay paz sin justicia y no hay justicia sin reparación, no solo física y de infraestructuras, sino fundamentalmente de tantas personas dañadas en su cuerpo y en su espíritu. Debemos implicarnos todo lo que podamos en este esfuerzo de reparación y de exigencia de parar la guerra como condición primera e ineludible.

Para que esta paz se difunda, junto con el Papa León XIV, apoyamos a la Santa Sede, que está a disposición para que las personas enemigas se encuentren y se miren a los ojos, para que a los pueblos se les devuelva la esperanza y se les restituya la dignidad que merecen, la dignidad de la paz.

Con el corazón en la mano, decimos a quienes dirigen los pueblos: ¡Encontrémonos, dialoguemos, negociemos! La guerra nunca debe ser inevitable porque en ella nadie gana y todos perdemos; las armas pueden y deben callar, porque no resuelven los problemas, sino que los aumentan; porque pasarán a la historia quienes siembran la paz, no quienes cosechan víctimas; porque las demás personas no son ante todo enemigas, sino seres humanos: no son seres malos a quienes odiar, sino personas con quienes hablar.

Para llegar a una situación de “justicia, paz, verdad y fraternidad”, como viene reclamando el Papa León XIV, se requiere, de manera urgente e inaplazable, terminar con el asedio a la población, así como con el ataque a los hospitales, con los bombardeos a la población civil, la destrucción sistemática de infraestructuras y vecindarios, y la negación de asistencia humanitaria, lo que supone una violación de los derechos humanos más básicos y del derecho internacional humanitario, actos de ocupación equivalentes a una limpieza étnica.

Por eso, y por ser un imperativo para la dignidad humana, reclamamos:

Que se respete el Derecho Internacional Humanitario

Que se permita la entrada de ayuda humanitaria sin restricciones,

Que se respete la defensa de la vida, especialmente de las personas más vulnerables, infancia, enfermas, mujeres, y se libere a todas las personas secuestradas

Que se abran corredores humanitarios para asistir a la población civil.

Que dirigentes de los Estados sigan imponiendo sanciones a los Acuerdos con quienes no respetan el derecho internacional humanitario y cese el rearme, con un embargo militar integral, en búsqueda de una paz “desarmada y desarmante”.

Que se dé fin a la guerra en Gaza, y se inicie la reconstrucción de las infraestructuras para una vida digna del propio pueblo palestino en su territorio, hasta consolidar una Paz con Justicia y reparación

«¡En un mundo dividido y herido por el odio y la guerra estamos llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz!«. Con estas palabras de nuestro Papa León XIV, hacemos un llamado a ser constructores de puentes de tolerancia, de diálogo y de plena justicia, para toda persona y condición, para todo pueblo y nación. Estamos llamados y convocados a ser artesanos de la paz, convencidos de que es Dios quien mueve la historia, aunque a veces nos parezca ausente o lejano.

Nuestra Señora de la Paz, ruega por nosotros. Acudimos a ti para que esa paz que Dios nos ofrece en Jesús, la recibamos, la conservamos y la llevemos al mundo. Ayúdanos para que seamos artífices de la Paz. Que tu maternal auxilio nos haga valientes, pacientes y eficaces para comprometernos a trabajar por la justicia, fundamento de la paz que todos necesitamos.

Comisión General de Justicia y Paz. LLAMAMIENTO PARA UNA PAZ DESARMADA Y DESARMANTE EN GAZA.

Mesa por la Hospitalidad: NOTA ANTE LA CRISIS EN EL AEROPUERTO DE BARAJAS

Mesa por la Hospitalidad de la archidiócesis de Madrid.
Madrid, 19 de mayo de 2025

La Mesa por la Hospitalidad reafirma su preocupación por los más vulnerables
y pide diálogo entre las Administraciones para resolver la crisis en Barajas

La Mesa por la Hospitalidad del arzobispado de Madrid reafirma su preocupación por las personas más vulnerables y pide diálogo entre las Administraciones y AENA para resolver la crisis de las personas sin hogar que pernoctan en el aeropuerto de Madrid.

El incremento de personas sin hogar, que ha sido notado con alarma, resalta la vulnerabilidad de muchas personas que, por diversas circunstancias, se ven obligadas a refugiarse en lugares como el aeropuerto, buscando la seguridad que no encuentran en las calles de la ciudad.

El trabajo de campo realizado durante los últimos meses evidencia la necesidad urgente de un trabajo coordinado entre las Administraciones, AENA y las entidades sociales.  De esta forma, la Mesa por la Hospitalidad propone las siguientes líneas de trabajo en diferentes tiempos.

A corto plazo:

  • Evitar expulsiones sin alternativas del Aeropuerto.
  • Crear una mesa de coordinación entre administraciones y entidades.
  • Aumentar la presencia de servicios sociales en el aeropuerto, para dar respuestas dignas a las personas ayudándoles a salir de la calle.

A medio plazo:

  • Establecer recursos de alojamiento para la atención temprana del sinhogarismo cerca del aeropuerto.
  • Incrementar la oferta de pernocta para las personas que lo necesiten.

A largo plazo:

  • Fortalecer políticas sociales y de vivienda.
  • Revisar profundamente la política de vivienda en la región.
  • Desarrollar estrategias regionales de sinhogarismo para garantizar una solución integral y a largo plazo.

Es fundamental unificar posturas entre las diferentes administraciones, evitar la estéril confrontación, y promover un trabajo conjunto para encontrar soluciones dignas y efectivas para las personas afectadas.

Para gestionar entrevistas:
Antonio Blázquez 660 117 819 / María Ángeles Altozano 699 86 18 96

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La Mesa por la Hospitalidad de la archidiócesis de Madrid -mesaporlahospitalidad.com- la preside Don Vicente Martín Muñoz -obispo auxiliar- en nombre del cardenal arzobispo Don José Cobo. Y la componen:

  • Asociación SERCADE.
  • Cáritas diocesana de Madrid.
  • Comisión diocesana de Justicia y Paz.
  • Comunidad de Sant’Egidio – Madrid.
  • CONFER Madrid.
  • Delegación episcopal de Migraciones.
  • Pueblos Unidos.

CÍRCULO DE SILENCIO en solidaridad con los inmigrantes (jun. 25)

CÍRCULO DE SILENCIO
en solidaridad con los inmigrantes
– 6.6.25 en Callao (Madrid) de 20.30 a 21.30 –

Círculos de Silencio Madrid.

Porque los delegados de migraciones de la Iglesia española acordaron que lo celebraran, en una u otra forma, todas las diócesis (más explicación y materiales en esta entrada).

Porque se está atentando contra la dignidad de las personas migrantes.
Porque sigue habiendo muertes injustas, fronteras fortaleza.
Porque los medios de comunicación y nuestros políticos manipulan el significado de nuestro vocabulario y de muchas conciencias.
¡Seguiremos denunciando toda ley y acto contra las personas migrantes!

¿Qué son los Círculos de Silencio?

  • Una acción NO VIOLENTA en solidaridad con las personas inmigrantes y de reivindicación de los derechos de todas las personas. Defendemos la noviolencia como el camino a seguir y a descubrir, que ponga siempre la conciencia por encima de la ley.
  • En Madrid se celebran desde 2011.
  • Información detallada en la web de Círculos de Silencio.

Defensor del Pueblo: INFORME NIÑOS/AS EXTRANJEROS EN ESPAÑA

– Defensor del Pueblo –
INFORME «NIÑAS Y NIÑOS EXTRANJEROS EN ESPAÑA SOLOS O ACOMPAÑADOS».

[tomado de la web del Defensor]

Defensor del Pueblo. INFORME "NIÑAS Y NIÑOS EXTRANJEROS EN ESPAÑA SOLOS O ACOMPAÑADOS".El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, registró ayer, 16 de mayo, en las Cortes Generales el informe Niñas y niños extranjeros en España solos o acompañados. (puedes descargarlo pulsando aquí). El Informe plantea recomendaciones a la Secretaría de Estado de Juventud e Infancia, a la Subsecretaría del Interior, a la Subsecretaría del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, a la Secretaría de Estado de Seguridad, a a Secretaría de Estado de Migraciones, al Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, a as consejerías competentes de las comunidades autónomas en materia de protección de menores,

Entre sus muchas advertencias, avisa que «miles de menores» pueden caer en la irregularidad con el nuevo Reglamento de Extranjería.
[sobre el nuevo Reglamento, véase esta entrada, y también esta y esta]

“El objetivo de este informe es contemplar a la infancia extranjera que está entre nosotros en su conjunto, es decir aquella -la gran mayoría- que se encuentra junto a sus progenitores y también aquella otra que ha realizado su periplo migratorio sin referentes adultos”, ha señalado Gabilondo.

Así, este trabajo monográfico insiste en que niños, niñas y adolescentes son una auténtica prioridad y que no se puede desatender al principio de igualdad de todos los menores que se hayan bajo nuestra jurisdicción. En palabras del Defensor del Pueblo, “son su situación y sus derechos los que nos mueven, en última instancia, a un informe que, como los monográficos que elabora esta institución, conduce a una serie de recomendaciones concretas, dirigidas a las distintas administraciones -comunidades autónomas y ministerios-, que van desde las propuestas de modificaciones en la aplicación de las normas y de los recursos administrativos, al cambio específico de alguna norma”.

El informe del Defensor del Pueblo concluye, entre otras cosas, que los menores migrantes, acompañados o no, se enfrentan a prácticas administrativas que no ponen en el centro su condición de menores de edad. Además, la normativa de extranjería tampoco recoge suficientemente, en opinión de la institución Defensor del Pueblo, el enfoque de género y de infancia.

Asimismo, el informe apunta que la irregularidad documental de las personas adultas conduce a la invisibilidad de los niños y niñas a su cargo, que quedan expuestos a una situación de triple vulnerabilidad; como menores, como personas migrantes, y como personas indocumentadas.

En este trabajo se considera también que la identificación de todos los menores extranjeros que se encuentran en España en situación irregular constituye una pieza clave para el efectivo ejercicio de sus derechos, y reitera la importancia de detectar a posibles solicitantes de asilo y víctimas de trata.

La opinión de los jóvenes

A la hora de elaborar este informe se ha tenido en cuenta la opinión de los jóvenes extranjeros, sus experiencias vividas en los centros de protección, en la escuela o en otros ámbitos como el sanitario o, en su caso, en el sistema de justicia juvenil y también sobre su transición a la vida adulta.

Hay que resaltar, en este contexto, que la juventud extranjera que ha sido tutelada por las entidades de protección de menores autonómicas identifica como su mayor preocupación el mantenimiento de la regularidad documental al alcanzar la mayoría de edad. La dificultad de encontrar un puesto de trabajo estable que les permita acceder a una vivienda es otra de las preocupaciones más repetida, coincidiendo en esto con las inquietudes de la juventud en general.

A su vez, para la elaboración de este trabajo se ha pedido información y se han cruzado datos de la Policía Nacional, de otros cuerpos de seguridad y de los servicios de protección de menores de comunidades autónomas, así como de diferentes ministerios. Las conclusiones del mismo han dado lugar a recomendaciones dirigidas precisamente a comunidades autónomas y ministerios.

Según Ángel Gabilondo, este informe no es “un compendio de soluciones, sino un conjunto de posibles maneras de enfocar cómo dirigirse a ellas” y hace hincapié en que “los niños y las niñas, los jóvenes -tengan el origen que tengan-, son el futuro real y efectivo de nuestra sociedad. Y, sobre todo, sus derechos son inherentes e inalienables”.